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No apegarse demasiado a lo que ya existe: al momento de hacer un rebranding o un refrescamiento de la marca, muchas veces resulta difícil imaginarse a la marca con otra apariencia por el valor sentimental que tiene, por ejemplo cambiar un logo que diseñó el propio fundador de la empresa.
Hemos tenido gran cantidad de casos en los que nos buscan las nuevas generaciones que están al frente del negocio para que les ayudemos a poder competir ya sea con el mercado nacional o internacional. Un error muy grande es no dejarse asesorar por expertos y cerrarse a la idea de mantener el mismo logo empaques o línea gráfica, porque inevitablemente, el mercado evoluciona y los consumidores también.
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No asesorarse por expertos y confiar en personas con poca experiencia: el branding es como una ciencia y no se basa en tendencias sino que en la personalidad de la marca. Al confiar en una persona sin mucha experiencia, probablemente realice el proyecto basándose solamente en el diseño gráfico y no en el branding en sí.
A la larga puede resultar perjudicial para la marca cuando se quiera imprimir tarjetas, cambiar uniformes, hacer rótulos, etc. Todo esto requiere de una gran inversión y es aún mayor si el trabajo se hace mal, porque tendría que cambiarse y volver a erogar. Por eso es importante confiar en expertos de branding.
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No confundir diseño con branding: el branding abarca muchas áreas donde el diseño es importante pero solo es una etapa. Muchas personas vienen a agencias de branding en busca de la creación de solamente un logo y este es un error, debido a que un logo no es todo lo que representa a la marca. La marca tiene su personalidad, colores, puntos de contacto con el cliente y muchas cosas más que abarca el branding que únicamente con el logo no se puede lograr.
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No confiar la implementación del branding a empresas con experiencia: muchas veces se hace un trabajo de calidad en cuanto a conceptualización, el diseño en sí y todo queda plasmado en un manual de marca. Sin embargo al momento de ejecutarlo, se recurre a lo más barato, ya sea imprentas, arquitectos, agencias digitales, etc; aquí está el error porque la estrategia que se planificó, el diseño que se hizo, no puede interpretarse correctamente y al final el resultado no es ni el deseado ni el esperado.
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No pasar por todas las etapas del branding: el branding tiene un proceso bien definido, primero investigar y recopilar la mayor cantidad de información de lo que se quiere hacer, definir la personalidad, diseñar y crear un manual, por último la implementación y así vuelve empezar el proceso. Un error que muchas empresas cometen es saltarse pasos, por ejemplo ya tienen un logo definido y quieren que basándose en él se hagan empaques, línea gráfica, etc. Y a veces el principal problema es el logo y desde ahí se empieza mal. No se pueden esperar resultados muy buenos si no se pasa por el proceso completo.
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